Podemos ha
regresado a su hábitat natural. La dirección del partido ha vuelto a
desenfundar dos palabras que definen el espíritu de la formación y que habían
sido tabú en los últimos cuatro meses: campaña electoral. Aunque la sucesión de
órdagos durante la legislatura más corta no ha dejado de evidenciar la pugna
constante ente el partido de Pablo Iglesias y el PSOE, hasta las elecciones del
26 de junio esa disputa se jugará a cartas descubiertas. Se trata de un terreno
en el que los dirigentes de Podemos, que en sus inicios aspiraba a convertirse
en “maquinaria de guerra electoral”, no disimulan sentirse más cómodos.
“Sabéis que
nosotros en campaña nos lo pasamos bien, que nos gustan las campañas y,
humildemente, se nos dan bien las campañas. Creo que la distribución en estos
primeros días, que huelen ya a precampaña, de ilusión por un lado y nervios por
otro puede dar una cuenta de lo que puede cambiar para el 26-J”. Lo afirmaba la
semana pasada el número dos de Podemos, Íñigo Errejón, en los pasillos del
Congreso. Este dirigente, que pilotará la estrategia electoral de la formación,
llama a los votantes a “desempatar” en las próximas generales. Y tanto él como
otros cargos del partido aseguran que de haber contado, el pasado 20 de
diciembre, con una semana adicional de mítines y debates habrían tenido más
oportunidades de alcanzar a los socialistas."
Una vez en el
Congreso de los Diputados, se quedaron atrapados en una paradoja. Es decir,
Pedro Sánchez, principal interlocutor de Iglesias para tratar de desbloquear
una investidura, seguía siendo en el fondo su principal rival. Los vetos
cruzados llevaron a una nueva convocatoria electoral a la que ahora Podemos
hasta tratar de cambiar el nombre. “Segunda vuelta”, la llaman sus portavoces
para evitar cargar con la responsabilidad de no haber dialogado lo suficiente.
Iglesias y los suyos están convencidos de que gracias a ese mensaje y a la
coalición con IU mejorarán su resultado al menos hasta los 58 escaños sin
alianzas territoriales.[RO]
Los expertos suelen
coincidir en la eficacia de su estrategia electoral. Pablo Simón, del colectivo
Politikon, recuerda que “tienen un discurso de marketing muy elaborado,
viralizan muy bien los vídeos y saben medir muy bien los tiempos” jugando con
el factor sorpresa. Justo eso hicieron Iglesias y Alberto Garzón hace una
semana, cuando, tras sellar su alianza, alimentaron la expectación mediática
mientras cerraban los últimos detalles sobre cómo comunicar un acuerdo que,
según Simón, tiene dos ventajas estratégicas. La primera, “la de desprenderse
de la retórica del PSOE de que han sido obstruccionistas”, ya que Garzón tuvo
una actitud más dialogante. Y, la segunda: la alianza es la única novedad en el
mapa de partidos el 26-J.
ANGUITA Y LA
TRANSVERSALIDAD
La alianza que
Podemos cerró la semana pasada con IU tiene el objetivo de sumar los más de
900.000 votos que la federación de izquierdas logró el pasado 20 de diciembre.
Pero las dos fuerzas, que harán campaña por separado y tendrán algunos actos
conjuntos, afrontan ahora el reto de encontrar la fórmula para compaginar sus
discursos. Si bien Pablo Iglesias nunca ha ocultado su origen político —a los
14 años se afilió a las juventudes del PCE—, su proyecto tiene la aspiración de
ser “transversal” y superar la dialéctica de izquierda y derecha.
Aun así, el pasado
viernes escenificó el pacto con Alberto Garzón fundiéndose en un abrazo con el
antiguo líder de IU Julio Anguita, uno de sus principales referentes políticos.
FRANCESCO MANETTO
Madrid 16 mayo 2016
http://politica.elpais.com/politica/2016/05/16/actualidad/1463425954_243929.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario