Los abstencionistas y los que se
abstuvieron sin serlo (¿?) hablaban de “deslegitimar” para hacer solemne una de
las novatadas más espectaculares de la historia política, tanto o peor que la
lucha armada de los sesenta. Entonaban “deslegitimar” con tanta ceremonia como
cuando Hegel dijo “todo lo real es racional y todo lo racional es real” y
quedamos tratando inútilmente de entender. Pese al terrible drama de su
“ilegitimidad”, Maduro hace lo que le da la gana, le importa un comino la
hiperinflación, trae a los chinos y los rusos, hace tragarse un burro al Grupo
de Lima, reinicia acercamientos con Trump, va a la ONU.
Todo el mundo reniega de la
“¿intervención extranjera yóoo… Estás loco?”. Gracias a los abstencionistas y a
los que se abstuvieron sin serlo, la oposición desapareció del territorio, ya
no existen partidos y el deslegitimado va sin freno. Hace unos meses, antes del
20 de mayo, escribí que la abstención nos llevaría a una larga travesía por el
desierto rojo. Mientras tanto los responsables de la hecatombe no dicen nada, o
publican documentos banales y simpáticos pero no debaten con honradez para
rectificar el error. Piensan que si pasan agachados al país se le olvidará lo
ocurrido (en unos veinte años) y alzará majestuoso el zamuro fénix.
Tal vez partidos y opositores
prospectivos tendrán poco que ver con lo que conocimos. Antes cada uno de los
principales hablaba a nombre de miles o millones de votos encajados. Hoy cada
vez que se mencionan sus siglas o nombres, los mismos ciudadanos escupen. Triunfaron
los radicoides que siempre anduvieron por el hombrillo con su
prédica demente, mientras los partidos construían una gran autopista que quedó
hecha en diciembre 2015, pero ya es escombros.
Estrategia y auyama
El desvarío era patrimonio de
minorías pero se apoderó de todo. En esta temporada e insensatez, como dice
@Karla-ngj, desapareció la más elemental capacidad de razonamiento político, y
la negatividad radicoide como un agujero negro,
se traga todo. Discursos -listas de mercado con quejas sobre cómo la
hiperinflación impide conseguir una buena auyama y enumeración de males que nos
acongojan, como si nadie lo supiera. Los pobretólogos ilustran cuántos millones
exactamente comen de la basura, cuántos ingieren carne una vez al mes, cuántos
zancudos pican a los venezolanos.
Eso no es un plan estratégico sino un
llanto. La segunda parte del discurso es una impostura, un sketch teatral,
la farsa de una supuesta ética superior sin que haya nada en sus vidas que
respalde eso. Caricaturesco que con tal declaración de moralidad, se dedican a
la inmoralidad: calumniar, mentir, desacreditar, ensuciar a otra parte de la
disidencia por no compartir sus acciones infantiles, retóricas y suicidas. En
la vagancia e inactividad, su tiempo lo ocupan en inventar canalladas y
enjuagarse con un republicanismo circense.
Pero parece que no saben muy bien qué
es eso. Ya liquidaron las fuerzas opositoras y ahora apagan cualquier llamita
que sobreviva, e intentan difamar, con su discreta inteligencia que poco usan,
a cualquiera que siquiera utilice alguna de las palabras prohibidas (voto,
diálogo, negociación, candidatos). Son un tribunal de Inquisición de manetos,
inútiles, tullidos del alma, una corte de los milagros que no existe en ninguna
parte sino en su jerga escatológica y lupanaria. En sus sueños vespertinos de
la siesta hasta las 5 de la tarde, imaginan que “la transición” los llamará
para ofrecerles el poder.
Rebolledo y Alzuru
Las cabezas vacías del radicalismo y
los chavistas comparten su falta de moralidad, la afición por métodos
revolucionarios y que ambos implantan o implantarían dictaduras para hacer lo
que se les ocurra. Lo acaba de demostrar esa parte de los magistrados del
exilio que actuó bajo órdenes del S.G. Almagro, exactamente igual que el
tesejota gobiernero, con lo que se baldaron de por vida. Y nada menos que
preparaban la trapisonda para nombrar una “junta de gobierno” que habría que
desconocer inmediatamente en el supuesto de que llegara a nombrarse. Semejante
metidas de pata nos pondría en ridículo ante el mundo y afianzaría aún más a
Maduro.
Maquiavelo llamaba a tener cuidado
con las informaciones emanadas de quienes habían sido expulsados de sus países,
porque la pasión privaba su juicio de serenidad. Los procedimientos del abogado
que encabeza a los magistrados de Miami son exactamente los mismos que los del
que preside el TSJ local. No hay diferencias éticas ni jurídicas. Solo
políticas al servicio del sector más atolondrado e inepto de lo que fue la
oposición. La desincorporación de los magistrados Alejandro Rebolledo y Thomas
Alzuru, frenó la nueva tracalería en ciernes.
A la “deslegitimación” de Maduro la
comunidad internacional “procedería”, dijeron y está en los archivos, pero no
le han explicado a la sociedad que dejaron huérfana por qué no hubo
intervención militar ni golpe de Estado. Más bien, Maduro, si tuviera un mínimo
de responsabilidad como gobernante y se ocupara de hacer la reforma económica
sin piraterías, podría instalar un régimen al estilo del PRI en México. Basta
de tonterías que ya van suficientes. Hay que prepararse para las elecciones
municipales y recuperar la fuerza.
@CarlosRaulHer
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