La unidad electoral que sirvió para derrotar al
chavismo no basta para manejar la Asamblea, y mucho menos para gobernar mañana.
Ya se plantea el dilema que divide a la oposición entre los que aspiran a
renovar el país y los partidos tradicionales. Acción Democrática, Voluntad
Popular y Primero Justicia por necesidad juntaron fuerzas para obtener la
mayoría en la Asamblea, supieron distribuir los cargos de diputados entre las
distintas fuerzas políticas. De aquí en adelante otras decisiones complejas se
plantean para la oposición.
El PSUV obtuvo poco mas de 50 diputados con una
votación que sobrepasó 40% de los votos, la MUD obtiene dos tercios de la
asamblea, 112 diputados. Un sistema electoral creado por el propio Chávez esta
vez jugó en contra del chavismo.
Chávez castró al PSUV, lo dejó sin líderes, nunca
deseó que el PSUV fuera un verdadero partido, por tanto cuesta mucho que
haya chavismo sin Chávez.
Hasta la propia Rusia llama a un diálogo entre el
gobierno del presidente Nicolás Maduro y el nuevo Parlamento de Venezuela. El
chavismo ha sido arrasado por el voto castigo. “El arreglo de la situación es
imposible sin un diálogo político eficaz”, dice Moscú. Dos años de Nicolás
Maduro acabaron con el chavismo, cuyo lenguaje, sus acusaciones contra la
“burguesía empresarial y apátrida” el mito de la guerra económica nada
significa para los venezolanos. Maduro habla de conquistas populares y al
pueblo lo agobia una inflación de 200%.
La vaca lechera del petróleo se ha secado, Pdvsa
dejó de existir, no hay capacidad para aumentar la producción, solo queda la
vía de emitir dinero sin respaldo, el camino seguro hacia una inflación sin
control, lo que está ocurriendo porque para Maduro sería una herejía acudir al
FMI.
El 6 de diciembre condena al gobierno de Maduro que
solo sobrevive por inercia, pero que nada hará frente a una crisis económica
que como una tormenta subterránea amenaza con hacer explotar a Venezuela.
Maduro duda en aumentar los precios de la gasolina y en unificar los tipos de
cambio, probablemente a la misma oposición si estuviera en Miraflores también
le costaría tomar decisiones. La nueva asamblea para su suerte no tomará
posesión hasta enero, no será responsable de la política económica, el muerto
lo cargará este gobierno de Maduro.
En contra de lo que muchos afirman hay buenas
perspectivas petroleras para finales del próximo año. Nada menos que el
chairman de Saudi Arabian Oil afirma que en 2016 cabe la posibilidad de que en
los propios Estados Unidos la producción caiga hasta 600.000 barriles, porque
los precios actuales la hacen incosteable.
Esta posible recuperación petrolera no la
aprovechará Nicolás Maduro, pero abre una posibilidad hacia el futuro. El
próximo presidente de Venezuela tendrá que imponer a un pueblo el aumento de la
gasolina, la devaluación y la citada unificación de la tasa de cambio, además
de un recorte de la nómina oficial, y un aumento de los impuestos
No hay retorno al pasado. La oposición necesita
presentarse como una nueva opción para un futuro, no como la vuelta al poder de
los antiguos partidos, aunque AD y Copei tengan un lugar en la unidad.
Venezuela quiere una renovación
La
próxima elección del presidente de la Asamblea enviará un mensaje al país,
sobre si la oposición apuesta por la renovación, el triunfo. Veamos a quien
elige la oposición presidente de la Asamblea. El país pide opciones de futuro y
le exige a AD y a Copei no dirigir la oposición.
FAUSTO MASÓ12 DE DICIEMBRE 2015 - 12:01 AM EL NACIONAL
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