El fujimorismo se
resiste a reconocer la derrota y mantiene la esperanza
"Vamos a esperar con prudencia”, declara la
candidata Keiko Fujimori
La mañana
del lunes a los candidatos presidenciales Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori los separaba un 1,1% de votos según el conteo
oficial de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), a mediodía la
diferencia pasó a 0,6%, por la noche a 0,5% y en la mañana de este martes a
0,3%. Las variaciones reforzaron el optimismo de los fujimoristas y la
líder de Fuerza Popular apareció sonriente unos
minutos con el pulgar arriba frente a las cámaras: “Vamos a esperar con
prudencia el resultado final”, comentó, mensaje que repitieron tres de sus
voceros con diferente énfasis.
“Todavía
estamos a una distancia muy corta. Hay que tener tranquilidad, paciencia y buen
humor. Ya el resultado ha acortado la distancia a 0,5 que son de 60 a 65.000
votos: conforme va llegando el voto rural vemos que la distancia se acorta y
estamos seguros de que vamos a revertir esta situación y pasar a la delantera”,
dijo el congresista Pedro Spadaro.
El vocero es uno de los pocos que le quedan al fujimorismo, desde que
hace un par de semanas el candidato a la vicepresidencia José Chlimper entregó
a un canal un USB con pruebas para defender al congresista fujimorista Joaquín
Ramírez, investigado por la agencia estadounidense
antinarcóticos, DEA.
“Keiko está
muy tranquila, muy confiada de la presencia del voto rural”, añadió Spadaro. La
líder del fujimorismo sostuvo una reunión de varias horas con su equipo, a la
que no asistió Chlimper. “El sueño no ha terminado, el sueño se pospone”,
añadió el congresista fujimorista Héctor Becerril, quien luego de los
resultados de la primera vuelta dijo que su partido no tenía por qué buscar
consensos con las minorías.
“Faltan
contar los votos del exterior en los que suelen inclinarse hacia PPK y los
rurales, hacia Fujimori, y podrían neutralizarse: quizá no sea la suficiente
diferencia para alterarla”, señaló el analista político Carlos Meléndez en
Canal N.
Según los
resultados, al 92% del conteo oficial, 247 actas han sido enviadas a los
Jurados Electorales Especiales debido a que los personeros de los partidos
buscan impugnarlas. Estos tribunales electorales de primer piso deben dirimir
en los próximos días si los votos de esas actas son válidos o no.
Del lado de
Peruanos por el Kambio, el candidato a la primera vicepresidencia, Martín
Vizcarra, declaró que no creen posible un cambio en la tendencia, pero
prefieren aguardar los resultados totales.
Durante el
día, parte de los peruanos impacientes ante los resultados del conteo oficial
han hecho sumas y restas, y aunque faltan contabilizar un 7% de actas, un
sector cree que matemáticamente no es posible un cambio en la tendencia
favorable a Kuczynski.
“Faltan
contabilizar 320.000 votos. En ese pequeño margen, Fujimori necesita reducir
una desventaja de 91.000 votos. (28,4% del total). Donde faltan contar votos,
la diferencia a favor de Fuerza Popular es muchísimo más pequeña. O son muy
pocas actas. Y en donde PPK tiene ventaja (logra más votos) faltan
(contabilizar) más actas”, indicó el abogado y politólogo Iván Lanegra.
Los
resultados también generan preguntas acerca de qué hará Peruanos por el Kambio
de confirmarse su victoria, si ofrecería un ramo de olivo al fujimorismo, por
ejemplo, cediendo espacios en el gabinete.
La
congresista por el Frente Amplio, Indira Huilca, comentó a EL PAÍS que su
partido hará oposición en política económica. “Ojalá que PPK saque una lección
a partir de estos resultados y de la ciudadanía que está en la calle. A muchos
no le va a convenir tener a la gente alzada en las calles, por eso tendrían que
buscar una forma de acercarse a ellos y tenerlos de su lado”.
Kuczynski acaricia
la victoria por apenas 100.000 votos en Perú
En un vuelco total, el liberal y exbanquero está cerca de proclamarse
presidente en un electorado movilizado para impedir la victoria de Keiko
Fujimori
Lo
tenía todo para ganar, pero el antifujimorismo, el
principal y amorfo movimiento político de Perú en este momento, le arrebató la
victoria en la recta final a la derechista Keiko Fujimori, hija
del autócrata que gobernó entre 1990 y 2000. A pesar de que a última hora de la
tarde se luchaba urna a urna con una diferencia, al 91% escrutado, de menos de
100.000 votos (sobre un censo de 17,1 millones), los analistas apuntaban a que
el liberal Pedro Pablo Kuczynski lograría la presidencia por la mínima. La
movilización de la izquierda contra Fujimori y los escándalos de su entorno le
hicieron perder en la última semana una elección que tenía ganada, según los
resultados de la primera vuelta. Algo que ya le pasó en 2011 con Ollanta
Humala.
Perú
despertó conmocionado al día siguiente de las elecciones más extrañas y reñidas
de su historia. Nadie acababa de creerse del todo este inesperado giro que
llevó a un vuelco total en la última semana de campaña. Los Fujimori se
negaban a reconocer la derrota a la espera de las actas de las zonas más
alejadas de un país con un tercio de territorio selvático y donde algunas urnas
tienen que ser trasladadas en canoa. La ONPE, el organismo electoral, aseguraba
que no habrá datos definitivos al 100% hasta mediados de semana, porque hay
muchas impugnaciones de mesas. Pero todos los analistas daban casi por hecha la
derrota del fujimorismo.
“Keiko
Fujimori perdió un partido que tenía ganado en la última semana por errores
propios. Y es la segunda vez que le pasa. Además, esta vez lo hizo contra un
pésimo candidato como Kuczynski. Es durísimo para el fujimorismo, va a quedar
debilitado a pesar de tener la mayoría del Congreso”, sentencia Martín Tanaka,
profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Católica. Ni siquiera su
hermano Kenji, con quien está enfrentada, votó por la candidata.
El
sociólogo Santiago Pedraglio destaca la movilización de la izquierda, que se
tragó el sapo de votar a un liberal y exbanquero como Kuczynski para impedir la
llegada de Keiko. “Esta batalla la ha ganado el antifujimorismo, no Kuczynski”,
explica. “El vídeo de Verónika Mendoza [líder de la izquierda] pidiendo el voto
para PPK [la formación del candidato] fue clave. Lo hizo en castellano y en
quechua, y voló en Facebook, se reprodujo más de un millón de veces. Eso,
sumado a los errores de Fujimori, que apareció mucho más agresiva, más los
escándalos en su entorno al final de la campaña y el giro de Kuczynski, que
salió al ataque, fueron definitivos para activar el voto antifujimorista”,
remata. Mendoza, que estuvo a punto de entrar en la segunda vuelta —quedó a dos
puntos de Kuczynski— es la dirigente con más proyección.
La
politóloga Paula Muñoz, profesora de la Universidad del Pacífico, remata:
“Según la encuesta de Ipsos, el 39% de los que apoyaban a Kuczynski lo hacían para que
no ganara Keiko Fujimori. Algunos indecisos dudaban de cuánto había cambiado el
fujimorismo. Algunos hechos de la segunda vuelta los han terminado
convenciendo, como las acusaciones contra el congresista fujimorista Joaquín
Ramírez, pero más aún las primeras reacciones de negar la denuncia y después
manipular un audio para defenderse. Eso hizo recordar viejas tácticas del
Gobierno de Fujimori, que pueden haber asustado”.
Pese
al alivio de los antifujimoristas, que ya veían el regreso del apellido que
marca la política desde hace 30 años, y que cabalgaba a la victoria montado
sobre la inseguridad y la pobreza, el problema será gobernar en minoría, con 18
congresistas frente a los 73 de Fujimori.
“Su única posibilidad es hacer un Gobierno de unidad nacional, tiene que buscar alianzas en las regiones y en la izquierda. Eso sí, Keiko Fujimori va a tener problemas para mantener su bancada unida. Ya no es tan obvio que ella pueda volver a ser la candidata después de dos derrotas”, sentencia Tanaka. “El fujimorismo podría por números bloquear al Gobierno, pero no le conviene hacerlo, va a tener que ayudarle. Va a ser difícil pero no imposible, hará falta que Kuczynski se abra a muchos sectores, también progresistas”, remata Pedraglio.
Fujimori dominará
con holgura el nuevo Congreso
Fuerza Popular logró 73 escaños en un Congreso de 130 representantes y
Peruanos por el Kambio controla solo la segunda minoría
Keiko
Fujimori habla a sus seguidores en Lima. SEBASTIAN
CASTAÑEDA EFE
El
Congreso peruano será un campo de batalla muy difícil para el virtual vencedor
de las elecciones. Fuerza Popular, el partido de Keiko Fujimori,
logró 73 escaños en un Congreso de 130 representantes, y Peruanos por el Kambio
(PPK), de Pedro Pablo Kuczynski, controla solo la segunda minoría (18
congresistas) después del Frente Amplio de izquierda (con 20). Los analistas
aseguran que independientemente de quién alcance la presidencia, el camino ya está
trazado: tendrán que buscar acuerdos para la gobernabilidad o de cara a las
elecciones de 2021.
“Que
haya mayoría opositora de un solo partido siempre es complicado (si ganara
PPK). En diferentes momentos de la historia de los últimos 70 años, esos escenarios
terminaron en golpe de Estado: con Bustamante y Rivero, con Fernando
Belaúnde y con Alberto Fujimori”, afirma el politólogo
Fernando Tuesta.
“El
Ejecutivo no puede de ninguna manera gobernar sin el Congreso; es cierto que
puede desarrollar políticas y tomar decisiones en un país presidencialista como
este, pero si no hay acuerdos con la oposición no aprobaría ninguna ley que el
Ejecutivo requiera”, añade el también exjefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
Tuesta
destaca las otras herramientas en manos de la oposición: “Censurar ministros,
negar el voto de confianza al Gabinete, las comisiones investigadoras, tienen
una amplia gama. Aunque el Ejecutivo tiene un arma persuasiva para contrapesar:
la disolución del Parlamento si censura dos veces al Gabinete”. Sin embargo, el
analista cree que si el fujimorismo no quiere perder su posición, “no puede
aparecer obstruccionista”. “No estamos hablando de cualquier partido, sino de
uno que ha llevado a un sentimiento tan fuerte que los ha llevado a la
derrota”, afirma. Tuesta precisa que los 73 parlamentarios fujimoristas “en
realidad tuvieron el 37% de la votación parlamentaria, pero por las
características de la representación (la cifra repartidora) son mayoría absoluta”.
La
politóloga y profesora universitaria Paula Muñoz asegura que el que triunfe
“tiene que aceptar que la otra mitad del país no quería que ganase”. “La
elección ha estado bastante polarizada, ambas agrupaciones tienen por delante
una responsabilidad política muy grande, por la gobernabilidad, para superar
los exabruptos de la campaña. No hablemos de compromisos, sino de pactos, el
consenso, el diálogo: el consenso va a ser fundamental para los dos. Y los gestos de PPK [si
se confirma una victoria] van a tener que ser más importantes con los
fujimoristas porque han ganado en el legislativo democráticamente”, añade.
Para
Muñoz, lo tiene difícil el exministro de Economía de Alejandro Toledo. “El reto
mayor lo tiene PPK porque es minoría, tiene menos experiencia en negociación
política, y la mayoría de sus miembros vienen de una experiencia tecnocrática.
Mientras que por el lado del fujimorismo —por ser una mayoría muy aplastante—
no tienen un incentivo político para negociar”.
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