Tensión en la OEA
Venezuela perdió dos veces y tuvo que aceptar la Declaración que originalmente había objetado
La aprobación de la Declaración sobre la situación en Venezuela por el
Consejo Permanente de la OEA (CP/OEA) el pasado 1 de Junio, estuvo marcada de
cierta tensión interna entre los Estados miembros y entre éstos y el Secretario
General (SG/OEA).
La Declaración hace un “fraternal ofrecimiento” a la “hermana república”
de Venezuela “para identificar, de común acuerdo,” mecanismos que coadyuven a
“un dialogo abierto e incluyente” entre el Gobierno y la Oposición para
“preservar la paz y la seguridad…, la estabilidad política, el desarrollo
social, la recuperación económica y la consolidación de la democracia
representativa…, con apego a la Constitución y al respeto a los derechos
humanos. ” También ofrece su apoyo a la iniciativas de diálogo en curso por
tres ex presidentes, Zapatero de España, Fernández de República Dominicana y
Torrijo de Panamá.
La Declaración fue el resultado de largas y tensas negociaciones en las
que Venezuela terminó perdiendo. Un diario chavista, Ultimas Noticias, titulo
su portada “Venezuela Venció en la OEA.” Nada más alejado de la realidad. La
delegación venezolana no quería aceptar la Declaración original presentada por
Argentina y México y consensuada por todos los países menos Venezuela que no
quiso participar del proceso. Su contenido eventualmente fue aprobado por
consenso, aunque sin el acompañamiento de Paraguay que tampoco se opuso. La
delegación venezolana rechazaba su contenido porque esencialmente significaba
admitir la existencia de una crisis multidimensional casi terminal, producida
por más de 15 años de revolución fracasada y autoritarismo represivo. Tampoco
logró que su propia propuesta de Declaración, destinada a conseguir el apoyo
para el Gobierno de Maduro, fuese aceptada en las negociaciones.
Una gran ironía aquí, solicitando el apoyo de una OEA que Chávez y Maduro y sus aliados Correa de Ecuador, Morales de Bolivia, y Ortega de Nicaragua han denigrado en los últimos años, tratando paralizarla y marginarla de cualquier protagonismo en América Latina. Indicativo ello del creciente aislamiento y pérdida de poder internacional del régimen chavista y de sus aliados para impedir la supuesta injerencia en sus asuntos internos del “imperio y sus lacayos.”
Una gran ironía aquí, solicitando el apoyo de una OEA que Chávez y Maduro y sus aliados Correa de Ecuador, Morales de Bolivia, y Ortega de Nicaragua han denigrado en los últimos años, tratando paralizarla y marginarla de cualquier protagonismo en América Latina. Indicativo ello del creciente aislamiento y pérdida de poder internacional del régimen chavista y de sus aliados para impedir la supuesta injerencia en sus asuntos internos del “imperio y sus lacayos.”
Así, Venezuela perdió dos veces y tuvo que aceptar la Declaración que
originalmente había objetado, y cuyo contenido su propia Canciller, Delcy
Rodríguez había rechazado en una reunión especial del Consejo días antes.
Prefirió eso a tener que ir a votación por una propuesta de Paraguay apoyando
al diálogo y a la realización del Referéndum Revocatorio durante el corriente
año, basada en una Declaración de los Cancilleres de Argentina, Chile, Colombia
y Uruguay (31 de mayo) apoyando la realización de dicho Referéndum. La tensión
se diluyó con un consenso basado el mínimo común denominador.
La otra tensión se evidenció en la inter-acción entre los países
miembros, la presidencia del Consejo Permanente y el Secretario General. El
funcionamiento efectivo de la OEA depende de la armonía y consenso entre sus
miembros y entre éstos y el SG/OEA. Este tiene autonomía administrativa pero no
independencia política para actuar diplomáticamente en los Estados miembros,
sin el consentimiento colectivo o individual de ellos. No puede enviar una
misión de observación electoral o visitar un país, sin el consentimiento de su
gobierno. Sí tiene voz pero no voto, y puede solicitar la convocatoria del
CP/OEA si observa la alteración del orden democrático en cualquier Estado
miembro, según el Art. 20 de la Carta Democrática Inter-Americana (CDIA).
El actual SG/OEA, Luis Almagro, ha utilizado certera y efectivamente su
voz y su limitada facultad para restituir la imagen y relevancia de la
organización en la defensa de la democracia y los derechos humanos en el
hemisferio: uno de sus principales propósitos. Asumiendo el papel de guardián y
promotor en jefe de esos propósitos, establecidos por todos los Estados
miembros, su voz ha tenido eco en los medios y en la comunidad democrática
hemisférica y en la oposición venezolana que ve en él un paladín de la
democracia. Con ello, en efecto, el SG/OEA ha logrado que, finalmente, la
comunidad inter-americana tome nota de la relevancia de la CDIA y ponga debida
atención en la grave e innegable crisis humanitaria (alimentaria, de salud
pública, inseguridad ciudadana) y la evidente erosión de orden constitucional y
democrático --tal como lo constata en su informe al CP/OEA presentado el 31 de
mayo, solicitando a la vez su convocatoria entre el 15 y 20 de junio invocando
el artículo 20 de la CDIA.
Pero con lo anterior, el Secretario General ha contravenido frontalmente
al gobierno chavista y sus aliados, que lo acusan de arrogarse poderes que no
tiene, y lo tildan de intervencionista, traidor y lacayo del “imperio”. Además,
ha emprendido esta misión de velar por los principios e instrumentos de la OEA
para la defensa de la democracia y los derechos humanos, muy loable por cierto,
de manera unilateral y sin consultar ni obtener el apoyo de siquiera aquellos
Estados miembros que coinciden con su apreciación de la situación de Venezuela,
pero no con su metodología. Su accionar de llanero solitario, en aparente
menosprecio del Consejo Permanente, ha molestado sobremanera a varios de sus
embajadores y ha generado tensión diplomática en el seno de la organización. De
hecho, aparentemente se realizó la reunión del 1 de junio con el fin anticipar
la presentación del informe sobre Venezuela y la convocatoria de una reunión
para tratarlo en el marco de la CDIA. La tensión se exacerbó con la ausencia
del Secretario General de la reunión, inusual gesto para semejante ocasión, y
con la negación del uso de la palabra a su Jefe de gabinete al final de la
misma, en otro acto de desaire diplomático también sin precedente en el Consejo
Permanente.
Las tensiones señaladas reflejan una vez más la fragmentación y falta de
cohesión en la OEA en lo que respecta al tema de la crítica situación
venezolana.
6 JUN 2016 - 16:52 CEST EL PAIS
Un problema de todos
La oposición pide que el Gobierno de
Venezuela respete las leyes y permita el revocatorio
5 JUN 2016 - 00:00 CEST EL PAIS
Un grupo de
personas manifiestan contra miembros de la Guardia Nacional Bolivariana en
Caracas en protesta por la carestía. MIGUEL GUTIERREZ EFE
Las catástrofes naturales, las guerras y las crisis económicas generan
emigrantes y refugiados que huyen por miedo o hambre. Las guerras en África y
Asia están desestabilizando a toda Europa Occidental; en los ochenta las
guerras en Centroamérica expulsaron a millones de sus países. ¿Cuáles serán las
consecuencias para los gobiernos del continente si el deterioro social,
político, económico y de seguridad de Venezuela sigue creciendo? La diáspora
venezolana ya está en marcha, pero, ante la crisis humanitaria que se ha
desatado y el peligro de una mayor conflictividad, se puede afirmar que lo peor
estaría por venir.
En los últimos dos años más de 50.000 venezolanos han sido asesinados
por la falta de seguridad, la inflación de alimentos supera 700% y las fábricas
privadas y públicas están paralizando su producción por falta de insumos. La
escasez de medicinas y comida está generando muertes y saqueos todos los días.
Los cortes de energía y agua han forzado a reducir la semana laboral y escolar.
Más de un millón de personas han huido del país en la última década, el 90% en
los últimos cuatro años. La desesperación y la irritación están creciendo
aceleradamente. Hay brotes espontáneos de violencia todos los días. Una
anarquía que deja la sensación de que no hay gobierno.
El Gobierno del Maduro se considera víctima de una guerra económica,
pero la mal llamada revolución bolivariana no ha enfrentado una guerra
contrarrevolucionaria como la que vivió Nicaragua en los 80 y tampoco un
embargo como el que ha soportado Cuba durante medio siglo. Las relaciones
comerciales y diplomáticas de Venezuela son normales con todo el mundo;
EE UU no ha dejado de comprarnos petróleo, nadie nos ha agredido, ni
cerrado mercados. El único culpable del desastre económico venezolano es el
actual gobierno. El manejo en extremo festinado e ineficiente de la bonanza
petrolera que ya concluyó, el desmantelamiento de la casi totalidad de la
planta productiva y comercial del país y la pelea permanente con los
empresarios, han derivado en emergencia humanitaria.
El año pasado la oposición unida ganó en las elecciones parlamentarias
obteniendo la mayoría absoluta con 112 de los 167 escaños que tiene la Asamblea
Nacional. Durante 17 años el gobierno se jactó de ser democrático, pero esta
victoria de la oposición acabó con la farsa y ahora el gobierno de Maduro se ha
alejado completamente de la Constitución y la democracia. No respeta las
facultades constitucionales de la Asamblea Nacional, rechaza la realización del
referéndum revocatorio establecido por la constitución y demandado por los
venezolanos, se opone a programar las elecciones de gobernadores, se niega a
liberar a decenas de presos políticos, prohíbe el derecho de manifestación
pacífica en el momento en que los ciudadanos tienen razones para protestar y se
empecina en hacer más de lo mismo frente a la calamidad económica y social que
ha creado.
El anterior gobierno argentino perdió las elecciones y entregó el poder,
el gobierno brasileño rechazó políticamente las disposiciones de su parlamento,
pero las aceptó; el gobierno de Nicaragua se entiende sin problemas con los
empresarios, Cuba restablece relaciones con Estados Unidos y los guerrilleros
de las FARC están por firmar la paz con el Gobierno colombiano. Maduro se
empeña en mantenerse gobernando por la fuerza, afectando el futuro y exponiendo
al país a un desastre humanitario. ¿Cuántos cientos de miles de refugiados y
emigrantes venezolanos están dispuestos a aceptar los gobiernos de la región?,
¿Cuántos Chapos, Pablos y
grandes capos tendrá que perseguir el mundo si Venezuela termina convertida en
una gran retaguardia criminal?
Los opositores venezolanos somos clara mayoría y estamos organizados en
partidos políticos, no estamos armados, no creemos ni promovemos la violencia,
al contrario, en sentido estricto somos el mecanismo principal para evitarla.
No podemos dar, ni queremos que nadie dé, un golpe de Estado. No queremos
venganza ni persecución, no deseamos repetir la intolerancia que hemos sufrido,
eso no ayudaría a resolver la crisis económica que sufren millones de
venezolanos. Queremos un cambio legal ordenado y pacífico que permita
reconciliar al país y reconstruir su economía. En definitiva, lo único que
pedimos es que se respete la constitución y las leyes para que los venezolanos
podamos votar y decidir mediante un referéndum revocatorio, establecido en el
artículo 72 de nuestra carta magna.
Henrique
Capriles Radonski, del
partido Primero Justicia, es el líder de la oposición venezolana.
Cazando populistas
Ahora, con independencia de la situación venezolana, Argentina, Brasil,
y hasta cierto punto Bolivia, aliados ideológicos y compañeros de viaje,
atraviesan sus propias crisis
5
JUN 2016 - 21:29 CEST EL PAIS
La
realidad política y social de estos tiempos no solo se basa en el
empoderamiento de las sociedades y en el estruendo generado por el rayo
inmediato de las redes, también empieza a caracterizarse por la destrucción
sistemática de las normas aceptadas globalmente. Las calles de Caracas arden en
todos los sentidos. La escasez, las manifestaciones y el descontento son
factores implícitos en todos y cada uno de los movimientos que se producen en
ese país ante la incapacidad manifiesta de la clase política. Además, el demoledor
informe de más de 100 páginas de la OEA sobre la crisis venezolana no solo es
un punto sin retorno en la condena o en la demostración del fracaso de un
régimen, sino que muestra además la necesidad de empezar a vivir con unas
fórmulas políticamente inéditas.
Venezuela
es un punto y aparte por muchas razones. Básicamente porque, a partir de la
política petrolera del comandante Hugo Chávez, nacieron los países del ALBA,
nació el chavismo como justificación y nació la posibilidad de que Cuba
sobreviviera. Ahora, con independencia de la situación venezolana, Argentina,
Brasil, y hasta cierto punto Bolivia, aliados ideológicos y compañeros de
viaje, atraviesan sus propias crisis y viven el encontronazo radical entre los
distintos modelos económicos y sociales, configurando un nuevo panorama que no
deja de presentar planteamientos inéditos.
Antes,
en Latinoamérica se tenía claro que, al mismo tiempo que se aplicaban las
brutales recetas del llamado neoliberalismo —impuesto por el Banco Mundial y
por el Fondo Monetario Internacional—, los sindicatos, el acuerdo social y los
intereses de los menos favorecidos estaban representados por gobernantes que
lograron mantenerse en el poder durante los últimos 15 años con resultados que
han terminado por ser muy cuestionados. Ahora, esos representantes se
encuentran cada vez más cerca de la puerta de las cárceles y sus gobernados,
sumergidos en una catástrofe económica declarada por la caída de los precios de
las materias primas y la desaceleración china.
Con
todos esos acontecimientos, se está apostando por la radicalización política,
por la persecución del populismo y por imputaciones a los dirigentes, como
ocurre con la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, retenida como si fuera la
reina de Escocia, María Estuardo, en una de las torres del palacio presidencial
por un supuesto maquillaje de las cuentas públicas que todos los demás
presidentes han utilizado, y sustituida por su siamés, Michel Temer, en su
momento aliado en la misma papeleta electoral que ahora está siendo juzgada.
Pero
más allá de las palabras y de las decisiones políticas, este es un momento en
el que la consistencia moral de un continente está siendo juzgada. Y ahora lo
que se juega de verdad es una situación en la que, una vez que llegue a su fin
el experimento de la socialdemocracia y las reformas, veremos la capacidad de
resistencia de los pueblos ante una grave crisis económica sin instrumentos
útiles de mediación política.
Al
final, en estos países, es posible apreciar algo más que la brutalidad de las
crisis económicas y la ausencia de cualquier estructura de entendimiento
social. En ese sentido, todo conduce a una gran pregunta: ¿Acaso en la era de
Internet la integración social, sindical y política forma parte del pasado y
solo la radicalización social y la imposición de razones por la fuerza serán
parte del presente?
Zapatero visita en
Venezuela al opositor preso Leopoldo López
El expresidente español se reúne con el político en la cárcel militar
donde cumple condena
Leopoldo López en
prisión en una imagen de 2014. EFE
El expresidente
español José Luis Rodríguez Zapatero visitó este sábado al mediodía al
dirigente Leopoldo López,
prisionero en la cárcel militar de Ramo Verde, a las afueras de Caracas (Venezuela), desde febrero de 2014.
La
reunión tuvo lugar en el propio penal, donde López, exalcalde del municipio
Chacao de Caracas y líder del partido Voluntad Popular (VP),
cumple una condena de casi 14 años de cárcel por asociación para delinquir, rebelión y daño a la propiedad pública. Al
encuentro también habría asistido, según fuentes de la familia López, Jorge
Rodríguez, exvicepresidente de la República y actual alcalde oficialista del
Municipio Libertador (centro-oeste de Caracas). Rodríguez es uno de los
miembros más destacados y próximos al presidente, Nicolás Maduro, dentro del
gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
La
visita de Zapatero a Leopoldo López pilló por sorpresa al líder opositor
encarcelado y a toda su familia. "La reunión con Zapatero fue una sorpresa
para Leopoldo. No sabemos quién ni para qué la permitieron. Solo sabemos que
hubo una sorpresa!!!!", escribió en su cuenta de Twitter el
padre de López.
A través de una serie de mensajes en su cuenta de Twitter, Leopoldo López explicó el domingo por la noche en qué había consistido su reunión con Zapatero: "Le expresé que ninguna conversación o diálogo puede estar por encima del interés mayor: lograr el cambio Constitucional este 2016". En este sentido, el líder opositor agradeció la visita de Zapatero y recordó que a otros expresidentes no se les había permitido acudir a Ramo Verde. Sobre su liberación, López aseguró: "Reafirmé la importancia de liberar a todos los presos políticos y que antes que mi libertad, está la de toda Venezuela!". Sus mensajes fueron celebrados por el principal líder opositor, Henrique Capriles.
Esta
semana se supo que el próximo 20 de junio se celebrará la primera audiencia de
apelación a la sentencia que, en septiembre del año pasado, condenó a Leopoldo
López a 14 años de prisión. El abogado del preso político, Juan Carlos
Gutiérrez, informó que fue admitido el recurso de apelación que se introdujo un
mes después de la condena. La reactivación de la audiencia implica la
convocatoria de una sesión pública que contará con la presencia de López y de
los estudiantes presos tras las protestas de febrero de 2014, tras las que
murieron más de 40 personas. “El recurso de apelación debe tener como consecuencia
la absolución de Leopoldo López”, incidió Gutiérrez.
Zapatero
llegó el jueves en la noche a Caracas para continuar su rol de mediador de cara
a un eventual diálogo entre Gobierno y oposición que contribuya a solucionar la crisis política y
socioeconómica que atraviesa Venezuela. En esa labor le acompañan los también
expresidentes Martín Torrijos, de Panamá, y Leonel Fernández, de República
Dominicana, y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Esta semana, el
Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) emitió una
declaración en apoyo de la misión. La oposición, sin embargo, ha insistido en
que no se dan las condiciones necesarias para iniciar un diálogo mientras el
Consejo Nacional Electoral (CNE) no fije una postura sobre el referéndum
revocatorio.
El
encuentro constituye todo un hito, pues antes de Zapatero numerosas
personalidades políticas, desde Felipe González a Albert Rivera, entre los
españoles, o los expresidentes Andrés Pastrana o Tuto Quiroga, entre los
latinoamericanos, han intentado, infructuosamente, ver a López, el prisionero
político más renombrado del régimen chavista
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