1 noviembre
2015 15
La elección de Mauricio Macri en
Argentina cambiaría el mapa político regional
El que sigue es un escenario que
parecía poco probable hasta hace algunas semanas, pero que tiene un 50 por
ciento de probabilidades de convertirse en realidad tras los terremotos
políticos que están sacudiendo a Argentina, Brasil y Venezuela, que podrían marcar
el final del ciclo populista en Sudamérica.
La cadena de sucesos podría darse así:
El líder opositor argentino Maurico
Macri, impulsado por su extraordinaria votación en la primera vuelta electoral
del 25 de octubre, gana la segunda vuelta electoral el 22 de noviembre. Macri
atraería una avalancha de inversiones extranjeras y aumentaría la esperanza de
que Argentina salga de su actual estancamiento económico.
Macri, severo crítico de los regímenes
populistas autoritarios de la región, ha dicho que si es elegido va a exigir
que Venezuela acate las cláusulas democráticas del Mercosur y otros acuerdos
regionales. Si gana, cosa bastante probable al momento de escribirse estas
líneas, su victoria haría grandes titulares en todas partes, y se convertiría en
una importante figura regional.
(Una versión más atenuada de este
escenario sería si gana el candidato oficialista Daniel Scioli, quien es más
moderado que la presidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner, y podría
tomar cierta distancia de Venezuela).
Mientras tanto, en Brasil, los fiscales
podrían vincular a la debilitada presidenta Dilma Rousseff, cuya popularidad ha
caído al 9 por ciento, con el escándalo de corrupción de Petrobras. El Congreso
le podría hacer un juicio político, que llevaría a una sucesión constitucional,
o a elecciones anticipadas. Brasil se alejaría de Venezuela y sus aliados
izquierdistas.
(Una versión menos dramática de este
escenario sería si Rousseff decide convocar un gobierno de unidad nacional para
permanecer en el cargo durante el resto de su mandato).
Estos grandes cambios en el mapa
político de Sudamérica tendrían un gran impacto en las elecciones legislativas
de Venezuela del 6 diciembre. Privarían al presidente de Venezuela, Nicolás
Maduro, del apoyo de los mayores países de la región si decide hacer un fraude
electoral.
Con una contracción económica del 8 por
ciento este año, una tasa de inflación del 200 por ciento – la más alta del
mundo– y una escasez generalizada de alimentos, los encuestadores
independientes coinciden en que es casi seguro que Maduro perderá una elección
limpia.
En las elecciones venezolanas
recientes, Brasil y Argentina habían aceptado de inmediato los resultados
oficiales, disputados por la oposición venezolana. Tal apoyo podría no darse
esta vez.
Maduro podría hacer un fraude el 6 de
diciembre y convocar una cumbre urgente de la UNASUR –un grupo que hasta ahora
ha respaldado a Venezuela– para validar el resultado oficial. Maduro podría
contar todavía con el apoyo de la presidenta saliente de Argentina, quien
estará en su cargo hasta el 10 de diciembre.
Sin embargo, lo más probable sería que
los miembros moderados de UNASUR, como Chile y Colombia, solicitarían que la
reunión de UNASUR se hiciera después del 10 de diciembre, cuando la presidenta
argentina ya esté fuera de la escena. Sin un apoyo incondicional de Argentina y
Brasil –cuyo tribunal electoral ya ha anunciado que no enviará observadores
electorales a Venezuela por dudas sobre el proceso electoral de ese país– el
gobierno de Venezuela se vería en serias dificultados para continuar por la
senda autoritaria.
Si el partido de Maduro perdiera las
elecciones y se negara a reconocer un nuevo congreso opositor, podría haber
suficiente consenso en la OEA para invocar la Carta Democrática, que aboga por
la defensa colectiva de la democracia en la región.
Diego R. Guelar, secretario de
relaciones internacionales del partido de Macri, me dijo que un gobierno de
Macri no validaría una elección fraudulenta en Venezuela. Además, buscaría
inmediatamente aliarse con Brasil para negociar un acuerdo de libre comercio
con la Unión Europea, y con el bloque de la Alianza del Pacífico formado por
México, Colombia, Perú y Chile, señaló.
Mi opinión: Una victoria de Macri
podría cambiar el mapa político de América Latina, poniendo fin a 15 años de
gobiernos populistas corruptos que han dejado a sus países en la bancarrota.
Todavía no me animo a apostar por que este escenario regional se hará realidad,
pero hay una posibilidad de 50-50 de que ocurra.
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