La política de alianza no es una teoría. Es un ejercicio, una
acción. Pero se pueden estudiar, las políticas de alianzas; analizando cómo se
han construido las decisiones para la alianza y cómo se han ejecutado. Su
estudio tiene por intención determinar algunas reglas prácticas que permiten
discernir, independientemente del contexto, cómo deben comportarse los que
dirigen las alianzas.
Un caso emblemático de una buena alianza fue entre Inglaterra y la Unión
Soviética, en la segunda guerra mundial para derrotar a Alemania. ¿Cómo se
estudia la alianza? No es en términos generales sino evaluando toma de
decisiones, específicas, de los involucrados. Por ejemplo, en
Inglaterra Churchill antes y durante la alianza, tomó una decisión del
altísimo costo en función de la alianza, limitó el derecho de libertad de expresión
al extremo con respecto a cualquier opinión, en cualquier medio de comunicación
social, contra la Unión Soviética. Es decir, el inglés podía criticar a
Churchill pero no a Stalin.
Regla práctica de un dirigente en una política de alianza: teniendo
determinado el adversario, jamás criticar de forma pública al aliado durante la
alianza y, promover, que sus dirigidos, bien sean movimientos o partidos
políticos no critiquen de forma pública al aliado mientras dura la alianza.
¿Cómo logra el dirigente que su movimiento tenga un manejo lingüístico adecuado
con los aliados? Jamás elabora juicio ni en privado ni en público contra el
aliado mientras construye y dure el pacto. Un dirigente de la alianza siempre
la consolida porque le beneficia personal y colectivamente, aunque los otros
dirigentes traicionen; porque su práctica genera en sus seguidores confianza y
fe que sabe decidir, no solo en sus seguidores sino en los seguidores de su
aliado. Mantiene los acuerdos. Como decían los romanos es un hombre de palabra.
Y, colectivamente, porque es la condición para derrotar a su adversario
principal.
Solo para información de los interesados: ¿Cómo se conoce lo de
Churchill, si tal política no podía legislarse? Leerse completo el prólogo de
la Rebelión en la Granja de Orwell que es una crítica al régimen de la Unión
Soviética. Cuenta su autor que nadie le quería publicar la obra, ella fue
escrita en 1937, hubo un editor que estaba dispuesto hacerlo, pero primero
envió el manuscrito al ministerio para que le dijeran si autorizaban o no la
publicación. El editor le envió la siguiente comunicación que Orwell
cita en su prólogo:
"Me refiero a la reacción que he
observado en un importante funcionario del Ministerio de Información con
respecto a Rebelión en la granja. Tengo que confesar que su opinión me ha dado
mucho que pensar... Ahora me doy cuenta cuán peligroso puede ser el
publicarlo en estos momentos porque, si la fábula estuviera dedicada a todos
los dictadores y a todas las dictaduras en general, su publicación no estaría
mal vista, pero la trama sigue tan fielmente el curso histórico de la Rusia de
los Soviets y de sus dos dictadores que sólo puede aplicarse a aquel país, con
exclusión de cualquier otro régimen dictatorial. Y otra cosa: sería menos
ofensiva si la casta dominante que aparece en la fábula no fuera la de los
cerdos. Creo que la elección de estos animales puede ser ofensiva y de modo
especial para quienes sean un poco susceptibles, como es el caso de los rusos."
Orwell comenta al respecto:
Y lo peor es que esta conspiración nacional
para adular a nuestro aliado se produce a pesar de unos probados antecedentes
de tolerancia intelectual muy arraigados entre nosotros. Y así vemos,
paradójicamente, que no se permite criticar al gobierno soviético, mientras se
es libre de hacerlo con el nuestro. Será raro que alguien pueda publicar un
ataque contra Stalin, pero es muy socorrido atacar a Churchill desde cualquier
clase de libro o periódico
Los buenos dirigentes en una política de alianza se comportan como
Churchill y desestiman opiniones como la de Orwell; porque allí la prioridad
era ganar la guerra. Regla práctica: Determinar la prioridad, el sentido de la
alianza y las decisiones que conducen y sabrá qué opinión desestimar.
Hay muchos ejemplos en la historia de buenas prácticas de las políticas
de alianza. El de Churchill es emblemático. Lo estadistas se caracterizan por
saber acordar, anudar y consolidar alianzas.
@jonatanalzuru67
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